¿En qué consiste la orientación psicopedagógica?
La orientación psicopedagógica tiene como objetivo fundamental ofrecer a la persona o estudiante una serie de herramientas para que, desde la reflexión y el autoconocimiento puede llegar a desarrollar y afianzar un concepto de sí mismo, de sus intereses, necesidades y deseos. Una identidad personal que le sirva para trazar su propio itinerario de vida desde lo personal, pasando por lo académico y hasta lo laboral.
Por tanto, cualquier proceso de orientación psicopedagógica tiene varias dimensiones. Al tratarse de un proceso holístico, el orientador puede trabajar directamente con el alumno, pero también puede hacerlo con las familias o con los profesores, tutores o responsables de la formación del alumnado.
Igualmente, al tratarse de un proceso de carácter terapéutico, existen diferentes enfoques para trabajar esta relación con el alumno. Los principales serían los siguientes:
- Modelo clínico o counselling: basado en la relación personal con la intención de influir en el alumno en busca de su perfeccionamiento o mejora a través del consejo.
- Modelo de servicios: se interviene sobre un grupo de sujetos centrándose en el problema y no tanto en el contexto. Suele tener carácter externo, es decir, actuar fuera del ámbito educativo. Evaluación, diagnóstico, información de itinerarios académicos y profesionales o puesta en práctica de adaptaciones curriculares son algunas de las funciones del orientador en este modelo.
- Modelo de programas: centrado en la prevención, el desarrollo y la intervención social. Extiende la orientación a todos los alumnos e implica a los agentes educativos en la tarea de la orientación.
El perfil profesional del orientador psicopedagógico
Como se puede comprobar a simple vista, el perfil profesional de la orientación psicopedagógica es claramente multidisciplinar. Sin embargo, no podemos obviar que tiene un componente didáctico y educativo irrenunciable.
Por ello, los profesionales de la orientación suelen contar con una titulación universitaria en Pedagogía, aunque existen muchos profesionales con formación en Psicología o en otras áreas de educación.
Además, y dado que estamos hablando de una disciplina científica con entidad propia, será necesario complementar la formación universitaria con estudios de Postgrado. Concretamente, realizando el Máster en Psicopedagogía. Pero también existen otros estudios superiores especializados en este ámbito, como el Máster en Neurociencia Cognitiva y Educación o el de Acompañamiento Familiar, entre otros.
Al completar alguno de estos itinerarios formativos, el orientador habrá adquirido los conocimientos sobre las diferentes técnicas de evaluación y diagnóstico psicopedagógico, así como las capacidades y destrezas necesarias para poner en marcha programas de intervención o actuaciones de asesoramiento al alumno, la familia u otros agentes de la comunidad educativa y social.
Este perfil profesional requiere de personalidades con características concretas. Algunas de ellas serían:
- Escucha activa
- Empatía y asertividad
- Habilidades comunicativas
- Trabajo en equipo
- Observación, análisis y síntesis
Salidas profesionales del orientador
Por último, a nivel laboral, dada la amplitud de su enfoque, se puede optar por diferentes ámbitos de intervención, según la formación recibida. Los centros de educación primaria y secundaria, las instituciones universitarias, o bien los servicios sociales de la administración pública en sus diferentes niveles, son los escenarios de trabajo más habituales.
No obstante, en materia de empleo, por ejemplo, son muchísimas las entidades y organismos que buscan este tipo de profesionales para encargarles el asesoramiento y la tutorización de distintos grupos sociales y personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad o en búsqueda activa de empleo.
Síguenos en nuestras RRSS
Te puede interesar
Contenido relacionado