Qué es exactamente el legal project management
El legal project management (LPM) es la aplicación de las metodologías de gestión de proyectos a los procesos legales. Esta técnica persigue optimizar el trabajo de los equipos legales y ofrecer la mejor solución para el cliente. A través de la planificación de las etapas de un proceso y los recursos que se necesitan para abordarlo. No solo materiales, como documentación, sino también humanos, como procuradores o abogados.
Se trata de una metodología novedosa en las Ciencias Jurídicas que está dando buenos resultados. Aporta a los clientes la información que demandan sobre los costes del proceso, su duración y las acciones que se llevarán a cabo. Mejora por tanto la comunicación con el cliente y su satisfacción.
Pero mejora también la eficiencia del despacho. Porque permite conocer de antemano el valor que determinado proceso aportará al negocio, los costes derivados de los recursos que se empleen y los pasos que deberán darse y en qué orden. Todo ello facilita la gestión del presupuesto.
Cómo aprender esta metodología
Para aplicar correctamente el legal project management (LPM) no es imprescindible ser abogado. Pero sí se debe conocer en profundidad el tipo de negocio. Por eso, lo más recomendable es haber cursado un Grado en Derecho.
Para convertirse en un legal project manager, un responsable de gestión de proyectos, se deben conocer las metodologías adecuadas. Se trata de las metodologías Agile, como Kanban o Scrum. Todas ellas se implementan a través de un software de gestión, herramientas y técnicas para gestionar los recursos materiales y humanos de forma eficiente.
Para poder aprender estas metodologías y aplicarlas en un despacho de abogados tienes a tu disposición varios cursos. Algunos de ellos enfocados específicamente a conocer las técnicas asociadas a Scrum.
Si ya has finalizado tus estudios superiores, puedes especializarte con un máster, tanto presencial como a distancia.
Dónde puedes trabajar
La aplicación del legal project management exige incorporarse a un despacho de abogados.
La mayor parte de ellos han comenzado a aplicar esta metodología para maximizar sus beneficios y minimizar sus riesgos. Deberás adaptar la metodología a la situación concreta del despacho para el que trabajes, los tipos de procesos que lleve y sus características específicas.
Pero independientemente del tipo de despacho, las tareas que habrás de realizar serán básicamente las mismas. Controlar el proceso de admisión de un proyecto, definir sus objetivos y establecer los recursos necesarios. Con esto en mente, deberás establecer un cronograma y un presupuesto.
Una vez hecho esto, todo el proceso debe ser controlado y supervisado para asegurarse de que no hay fallos y de que objetivos, presupuesto y tiempos se mantienen según lo previsto. Al finalizar, toca hacer una revisión de todo el proceso para individualizar los aspectos a corregir o mejorar.
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