El método Feynman recibe el nombre de su creador, Richard P. Feynman. Fue un físico teórico de EE.UU. especializado en física cuántica y física de partículas. Recibió, junto a otros dos investigadores, el Premio Nobel de Física en 1965.
Compaginaba su carrera académica como investigador con su trabajo como docente en varias universidades, entre ellas en el Instituto de Tecnología de California (Caltech). Concebía esta segunda faceta profesional desde un punto de vista novedoso para la época. Hacer accesibles los contenidos a sus estudiantes, sobre todo a los del primer año que carecían de una base sólida.
Esta perspectiva se plasmaba en una manera sencilla de explicar temas complejos. Este es el fundamento del método de estudio que lleva su nombre y que se desarrolla en 4 fases. Su aplicación se extiende a cualquier rama del saber, por eso es tan efectivo.
Lo primero que has de hacer para poner en práctica el método Feynman es elegir el tema a estudiar. Puede ser cualquier cosa, desde un único concepto a una ley.
Una vez lo hayas hecho deberás elegir el título. Esto ya te obliga a extraer los puntos fundamentales de lo que vas a tratar. De ese modo, clarificas tus ideas y te obligas a centrarte.
Ahora que ya tienes el título del tema debes afrontar su desarrollo.
Comienza por apuntar todo lo que sabes, en forma de esquema, con notas a las referencias y con imágenes si las tienes. Después, ordena ese contenido teniendo siempre en mente que debes transmitirlo a alguien ajeno a la materia.
Esta fase te ayudará además a detectar tus lagunas y tus fallos.
Una vez que hayas identificado tus lagunas, el siguiente paso es hacerles frente.
Recurre a la bibliografía y la webgrafía especializada y recopila información. Analízala de forma crítica y úsala para corregir tus errores. Trata de no dejar ningún punto que no puedas explicar o que desconozcas.
Aquí es donde se pone en práctica la base sobre la que descansa el método Feynman. La sencillez.
Imagina que debes explicar ese tema a otra persona que no sabe absolutamente nada sobre él. Esta aproximación te coloca directamente en la posición de tener que ser claro. Por tanto, deberás usar frases sencillas y limitar el uso de tecnicismos.
Revisa lo que hayas redactado. Si detectas que has sido poco claro en algunas explicaciones, rehazla. Recuerda que el error es una herramienta de aprendizaje y no desesperes.
Finalmente, toma tu redacción y úsala para hacer una explicación oral, como si tu auditorio estuviera compuesto solo por niños. Si no lo puedes explicar, es que no lo has comprendido completamente. Y si es así, no lo puedes memorizar.
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24 de septiembre de 2024