La habilidad de redacción está íntimamente ligada a la competencia escrita. Se trata de la capacidad para expresar de manera clara y ordenada una serie de ideas o conceptos. La organización del discurso escrito exige el conocimiento y aplicación de las reglas del lenguaje escrito, diferente del oral.
Cada tipo de texto tiene unas características especiales. No es lo mismo redactar una carta de presentación que un ensayo. Pero todos los textos escritos comparten una serie de particularidades. Una vez que las hayas aprendido y practicado te será más fácil redactar.
Para poder escribir bien es necesario leer. Y leer muchos tipos diferentes de textos. Desde novelas a poesías, pasando por noticias y artículos especializados. Leer aumenta tu vocabulario y tu capacidad de expresión. Leyendo aprenderás nuevas formas de expresar tus ideas y entrarás en contacto con diferentes estilos. Además, la lectura permite incorporar sin esfuerzo la gramática, la ortografía y las reglas de puntuación.
Como tantas otras actividades, escribir requiere práctica. La habilidad de redacción se adquiere y se mejora escribiendo. Para ponerte a escribir debes estar en un ambiente propicio, lejos de ruidos y distracciones. Y debes concentrarte en lo que haces. Es necesario que aprendas también de los errores que cometes. Analiza las correcciones a tus textos y trabaja sobre ellas para no repetirlas. Una vez que hayas escrito tu texto, reléelo. Y hazlo como si no supieras nada del contenido. Si no te resulta claro, es que no está bien escrito.
Concisión, claridad y estructura
Uno de los problemas fundamentales a la hora de redactar un texto es la falta de claridad expositiva. No te vayas por las ramas. Sé conciso, no te alejes del tema que estás tratando. Y sé claro. Evita frases excesivamente largas que hacen que el lector se pierda. Las frases cortas te ayudarán también a mejorar la claridad del mensaje y a hacer que tu texto sea fluido. Haz que cada idea ocupe un párrafo y no vuelvas sobre cosas que has tratado antes. Organiza estas ideas y párrafos de manera que se sigan unos a otros.
La mayor parte de los textos a redactar en exámenes y trabajos académicos siguen el siguiente orden: introducción, desarrollo y conclusión.
Una de las formas en las que se muestra tu habilidad de redacción es en la riqueza de tu vocabulario. Y también en el lenguaje que usas. Para evitar utilizar frecuentemente la misma palabra recurre a diccionarios de sinónimos. Y aléjate de las muletillas. Tu texto escrito no es una conversación con amigos. No abuses de los adjetivos y sigue el orden usual de las palabras dentro de la oración colocando el sujeto al inicio de la frase.
Cuida también la ortografía, la concordancia entre palabras dentro de la misma frase y el uso de los pronombres dependiendo de su función en la oración. Usa correctamente los signos de puntuación. Son ellos los que marcan las pautas de lectura y en muchas ocasiones su uso incorrecto cambia completamente el sentido de la frase.
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