Antes de la revolución que supuso internet, no era tan sencillo especializarse tras terminar la universidad. Hacerlo era muy costoso, la diversidad de opciones era reducida y existían pocos centros verdaderamente especializados en este tipo de estudios.
Hoy en día, sin embargo, el panorama ha cambiado radicalmente. La ciencia y la innovación tecnológica aceleran constantemente el desarrollo de nuestras sociedades. Por tanto, las demandas de formación y especialización que requiere un mercado globalizado y mundial son enormes.
En los últimos tiempos, se hace casi impensable tener opciones de alcanzar ciertos puestos de trabajo si no hemos cursado algún tipo de formación de postgrado. La diversidad de títulos es, además, interminable. Podemos cursar un MBA máster en multitud de centros de negocios repartidos por toda la geografía nacional, un máster propio de alguna facultad universitaria o un master online oficial de academias y centros de formación. Todos buscamos el mejor máster, con la mejor relación calidad precio, o aquel que nos ofrezca la mejor opción de prácticas o de contacto con el ámbito laboral.
El último cambio verdaderamente sustancial se produjo con la llegada de la pandemia. El cierre de las universidades, los centros formación presencial y las restricciones que la educación tradicional ha venido sufriendo desde entonces, impulsó como nunca la formación online. Cientos de academias, centros y escuelas de negocios apostaron decididamente por este modelo, aunque el cambio ya se estaba produciendo en el entorno universitario desde hacía unos años. La pandemia ha sido otra de las causas por las que realizar un máster online se haya convertido en la opción preferida en la actualidad.
En las actuales circunstancias, estudiar on line se nos presenta ya como la opción más natural. Y podríamos señalar algunas de las ventajas de estudiar un máster universitario en modalidad on line:
Por tanto, podríamos llegar a inferir que nuestro perfil profesional del futuro, más tecnologizado si cabe y en constante evolución, anclado a un sinfín de tareas y obligaciones, tenderá a optar por modalidades formativas cada vez más fragmentadas y disgregadas. Cursos de corta duración, pero de contenido valioso. Una formación más visual, menos abstracta y menos teórica. Una formación que pueda encajar sin dificultad en los pocos espacios y tiempos libres de nuestro estresante día a día.
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