Desde que la empresa de Mark Zuckerberg cambiara su nombre, muchas personas asocian el metaverso con su compañía. Pero lo cierto es que el concepto es muy anterior y abarca otras posibilidades.
El término «metaverso» es una palabra compuesta por el prefijo griego meta-, que significa «más allá», y el latín versus, que indica «girado, convertido» y es afín a la palabra «universo». Es decir, este concepto refiere a un universo diferente del que hemos conocido hasta ahora. Específicamente a uno de naturaleza virtual en el que es posible tener experiencias inmersivas.
La primera vez que apareció este concepto fue en la literatura, en la novela de ciencia ficción «Snow Crash» de Neal Stephenson publicada en 1992. En ella se usaba para referir al ciberespacio. Y de ahí pasó a uno de los juegos más conocidos, «Second Life», en el que los jugadores crean un avatar con el que replican experiencias del mundo real.
El metaverso está comenzando a aplicarse en todas las formas de educación para enriquecer la forma tradicional de impartir contenidos. Porque implica el aprendizaje a través de la experiencia y en este sentido refuerza y complementa la parte teórica. En este sentido forma parte del x-learning.
Por ejemplo, en un curso de idiomas, lo habitual es imaginar una situación y practicar con otros estudiantes de la clase que tienen el mismo nivel. Con esta nueva técnica se podrá poner en práctica lo aprendido en una situación que recrea la realidad y por tanto, como si efectivamente se estuviera conversando con un hablante nativo.
La principal ventaja que ofrece el metaverso para el aprendizaje está relacionada con la experiencia inmersiva. Es decir, la puesta en práctica de lo aprendido que refuerza la adquisición de conocimientos. Incluso puede ser aplicado a la consolidación y adquisición de habilidades blandas para acceder al mercado laboral.
Otra de sus ventajas es que se puede aprender del error sin sufrir las consecuencias del mismo. Esto es muy práctico en materias como la medicina o el cálculo de estructuras, en las que el error puede causar la muerte de personas. De hecho, un sistema similar se está ya aplicando en la universidad de Cambridge.
Sin embargo, no todo son ventajas. Los alumnos con discapacidades auditivas, del habla o visuales tienen muy difícil poder utilizar este sistema. Otro inconveniente a largo plazo es que, a pesar de que la recreación de la realidad se ajuste a las características del mundo exterior, sigue siendo una ilusión. Y por tanto conlleva la posibilidad de no saber distinguir los límites de ambos mundos.
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