La nueva Ley de FP que entró en vigor hace un año ha supuesto un lavado de cara profundo de la Formación Profesional. Hace poco publicamos un post para que resolvieras todas tus dudas sobre la nueva FP, pero te resumimos aquí las dos novedades más importantes:
Así pues, prácticamente toda la FP pasará a tener ese carácter dual. Esto es válido para todos los grados que dan lugar a una titulación (Certificado Profesional, Título de Formación Profesional, Título de Especialista o Máster de Formación Profesional), es decir, los grados C, D y, en su caso, E. En estos niveles todas las personas tituladas de Formación Profesional habrán pasado por una empresa y realizado parte de su formación en ella.
La nueva FP Dual alterna desde el principio formación en el centro y en la empresa, que son corresponsables de la formación del alumnado. Mientras que en la Formación Profesional tradicional el alumno cursaba todos sus módulos formativos en el centro educativo para, al final, acudir a la empresa a hacer su periodo de prácticas. La modalidad dual se realiza en régimen de alternancia entre el centro formativo y la compañía, y preferentemente de forma simultánea. Ya no son unas prácticas, sino que se considera parte del currículo porque contribuye a la adquisición de los resultados de aprendizaje.
En resumen, desde el taller mecánico de barrio hasta las grandes farmacéuticas, las compañías tendrán que ser parte activa en la formación de estos profesionales, e ir más allá de tener a un becario en prácticas. Es una transformación profunda, de ahí que la ley prevea un periodo de transición hasta 2028.
La nueva ley de FP estipula también que, para los grados C, D y E, habrá dos tipos de FP dependiendo del porcentaje de «dualidad», es decir, de qué porcentaje de la formación se efectúe en la empresa (se establece un periodo transitorio hasta el 31 de diciembre de 2024):
Otra diferencia entre estos dos tipos es que, en el primero, alumno y empresa no estarán vinculados por un contrato de formación, mientras que en el segundo sí lo hará. Así, en el régimen general la formación en empresa «carece de carácter laboral y tiene naturaleza de formación práctica tutorizada». En el régimen intensivo, sin embargo, el alumno firmará un «contrato laboral de formación» según lo establecido en la legislación laboral.
Y el modelo de contrato que establece la legislación laboral es el «contrato de formación en alternancia», por el que el alumno recibirá una retribución según convenio. Durante el primera año, la retribución no podrá ser inferior al 60% por ciento de la fijada en convenio para el grupo profesional y nivel retributivo correspondiente a las funciones desempeñadas, y en proporción al tiempo de trabajo efectivo. En ningún caso la retribución podrá ser inferior al SMI fijado en 2023 (1.080 euros/mes), en proporción al tiempo de trabajo efectivo.
En todo caso, atención: la nueva ley habilita un periodo transitorio hasta el 31 de diciembre de 2028 para que los centros y las empresas hagan la transición al nuevo sistema desde el viejo sistema de becas (regulado por el Real Decreto 1529/2012). Así que si cursas FP en modalidad intensiva de aquí a 2028, tu relación con la empresa puede regularse por la legislación de 2012 o la de 2022.
El objetivo de este impulso a la formación dual es del de mejorar la empleabilidad de las personas en formación. Según el Ministerio de Educación, las cifras avalan que los alumnos que cursan la FP Dual tienen mejores oportunidades en el mercado laboral. Así, alrededor del 75 % de los titulados en FP Dual de grado superior en el curso 2017-2018 tenía trabajo cuatro años después de titularse, 10 puntos por encima de sus compañeros en el sistema tradicional, y una diferencia similar se aprecia en los grados medios.
Al compaginar la formación teórica con la formación en un entorno de trabajo real, pueden adquirir competencias y habilidades para mejorar su empleabilidad y acceder al mercado de trabajo en mejores condiciones. Y, además, en la modalidad de FP intensiva lo harán con una retribución y cotizando a la Seguridad Social.
Junto a esta consideración general, podemos citar más ventajas para los alumnos: mejor currículum (¡ya tienes una experiencia laboral como tal!), posibilidad de contar con varios tutores (en el centro y en la empresa), posibilidad de quedarte en el puesto de trabajo.
Encontrar las desventajas de estudiar FP dual parece, de hecho, complicado. Si acaso, podríamos citar el hecho de que la FP tradicional proporcionaba quizá un aprendizaje más generalista dentro de un sector. Y, a la postre, eso aportaba flexibilidad al trabajador. La FP dual, sin embargo, especializa a los alumnos en una actividad de una empresa en concreto.
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