Desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional se han identificado algunas carencias que afectan a la FP. Por una parte, la falta de competencias y de una adecuada formación que permitan acceder al mercado laboral. Por otra, la brecha entre la experiencia laboral y la posibilidad de acreditar las competencias y habilidades adquiridas durante esa experiencia.
Entre los principales objetivos que se persiguen con la Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional se cuentan:
Estos objetivos incluirán también un aumento del número de plazas ofertadas y de horas de formación para trabajadores y desempleados.
La meta final es el desarrollo de una FP que pueda desarrollarse a lo largo de toda la vida activa y que incluya una adecuada orientación profesional.
Con los anteriores objetivos en mente, la Formación Profesional se despliega en cinco niveles según el nivel de competencias adquirido: es la FP de la A a la E.
Esta nueva FP de la A a la E comprende una orientación profesional que acompañe a las personas en la elección de la oferta educativa de FP que mejor se adapte a sus necesidades. Incluirá también información sobre cómo elegir una profesión y cuál, especialización, cambio de ocupación e incluso transformaciones del mercado laboral.
Esta orientación irá dirigida no solo a las personas, sino también a las empresas y a todo tipo de entidades con capacidad de contratación.
Se persigue con ello incorporar al mercado laboral a grupos sociales en riesgo de exclusión, trabajadores de más de 50 años, parados de larga duración, minorías o personas con discapacidad.
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