Cuando la perspectiva con la que se enfoca la enseñanza pone al alumno en el centro los resultados son sorprendentes: una gran motivación e interés, un alto nivel de participación y el respeto por todas las formas de aportar al colectivo. Pero no siempre se producen, y hay actitudes tanto en padres como en educadores que deben evitarse para que el aprendizaje no se vea limitado.
6 errores vitales en educación
⋅ Desconfiar de la competencia y capacidad de los niños. La predisposición a valorar la meta por encima de la evolución o el camino que se recorre es muy perjudicial para el desarrollo de las habilidades tanto intelectuales como emotivas en los niños. La idea es poner los esfuerzos en escuchar sin imponer, en inspirar y esperar a que surjan con la necesaria paciencia y respeto por los tiempos de cada uno. Este talante ayudará a construir la confianza en ellos mismos y a empoderarse para ser protagonistas de su aprendizaje, capacidad imprescindible para lo que vendrá después.
⋅ Sobreproteger. Evitar experiencias desagradables como la frustración o la responsabilidad sobre los propios actos y sus consecuencias limitan las experiencias y la posibilidad de elaborar estrategias o la resilencia ante situaciones negativas. Gran parte del aprendizaje en los niños se produce mediante la observación minuciosa del comportamiento de los adultos. Si sus educadores muestran falta de confianza o inseguridad con respecto a ellos se activa la amígdala que pone en funcionamiento los mecanismos del miedo algo profundamente perjudicial para la construcción de la autoconfianza.
⋅ No respetar los ritmos del aprendizaje, forzarlos o saturarlos. El aprendizaje debe estar basado en el disfrute y para eso es necesario que el estrés no esté presente. La clave está en acompañar en el aprendizaje sin tratar de acelerarlo sino estimularlo. El cerebro requiere de cierta madurez y experiencias para ir incorporando los conocimientos. Forzarlo a asimilar conceptos o destrezas para los que no está preparado no mejorará los resultados, todo lo contrario provocará frustración y rechazo. Es necesario respetar los tiempos utilizando la motivación durante el proceso a través del refuerzo positivo.
⋅ Sobre estimulación. Querer que los niños adquieran destrezas de forma temprana llenando su tiempo de actividades es contraproducente. Provoca falta de concentración e hiperactividad. Es preferible que tengan pocas tareas pero que disfruten con ellas. También es importante dejar tiempo para jugar libremente en actividades que no estén dirigidas. De esta forma construyen sus propios recursos para enfrentarse a la vida. Por otro lado, el mundo digital es una fuente de sobre estímulo continua donde hay un exceso de refuerzos positivos gracias a las puntuaciones y recompensas en los videojuegos. La alta calidad de las imágenes y sonidos deja poco espacio a la imaginación donde se da todo hecho, todo está terminado y se limita la aportación del niño. Contribuye a la falta de desarrollo del sentido del tacto por la ausencia de contacto con objetos, algo importante ya que, según argumentan los especialistas, los más pequeños no tienen tan diferenciado el mundo físico del mental como los adultos.
⋅ No facilitar la conexión de los tres cerebros. Dar espacio y tiempo para el juego y promover la empatía ayuda a conectar las tres partes del cerebro que intervienen en el aprendizaje. El cerebro reptiliano que es el que aloja el instinto, el mamífero o emocional, que activa la motivación, pone en funcionamiento la memoria y activa el recuerdo agradable y el racional donde se producen mecanismos más complejos como el razonamiento, al creatividad o la escritura. El afecto, la confianza y un ritmo tranquilo favorecen que la conexión se produzca adecuadamente.
⋅ La curiosidad, la empatía y el autoconocimiento son la base del aprendizaje. Estimularlos es el objetivo principal de los nuevos métodos educativos. Serán destrezas que servirán a lo largo de toda la vida para adquirir conocimientos pero también para renunciar a ellos cuando ya no sirvan. Y todo ello apostando por el disfrute. Dicen los expertos que aprender ocurre mientras hacemos otras cosas, por ejemplo cuando se juega.
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