La dislexia es uno de los trastornos del aprendizaje. Afecta concretamente a la adquisición de las habilidades de la escritura y la lectura. Según los estudios más recientes lo padece entre un 4% y un 10% de la población y se cree, aunque las investigaciones no están cerradas, que tiene una base genética, es decir, que puede ser hereditaria. Las técnicas de neuroimagen, que permiten ver el cerebro mientras realiza una función cognitiva (leer, por ejemplo) han demostrado que hay diferencias entre la forma en que funciona el cerebro de las personas con dislexia y de las que no lo son.
Es importante dejar claro que la dislexia no está relacionada con las habilidades intelectuales, es decir, los niños con dislexia no tienen una baja capacidad intelectual ni de aprendizaje, pero el hecho de que no les resulte fácil alcanzar objetivos académicos, puesto que no se adaptan a su forma de aprender, pueden provocar en ellos desmotivación, cansancio y rechazo al cole. Esto hace que en ocasiones los considere unos niños vagos que no aprovechan su capacidad al máximo. Como consecuencia, en la mayoría de las ocasiones provoca una baja autoestima.
Como la lengua escrita es una invención cultural y no se da de forma natural aprender a leer es un proceso muy complejo. Implica asimilar el código alfabético en primer lugar. Para esto es necesario haber adquirido previamente la habilidad para diferenciar los distintos fonemas (sonidos) que forman las palabras. Transcribir estos sonidos al código es donde más dificultades encuentran los niños con dislexia.
Por eso la detección de la dislexia suele producirse sobre los cinco años, cuando comienza el aprendizaje de la lectura y la escritura. No obstante, los expertos recomiendan que no se diagnostique durante la etapa infantil ya que las formas de aprender son variadas, lo que no significa que haya problemas. Aún así, puede haber indicios a los que hay que hacer seguimiento. Una intervención temprana es fundamental para que la experiencia de aprender a leer no sea traumática y provoque un rechazo en el niño.
Los personas con dislexia suelen invertir, sustituir, omitir o añadir letras en las palabras. Tienen dificultades para comprender lo que están leyendo, ya que el proceso de lectura es sumamente confuso para ellos porque las letras “bailan” en el papel, así es como lo describen las personas afectadas cuando se enfrentan a un texto. Otros aspectos claves en el aprendizaje como la memoria o el cálculo también forman parte del entorno de la dislexia. Muchas veces va asociada a la discalculia (dificultad para el cálculo). También se ve afectada la coordinación psicomotriz, falta de equilibrio y confusión entre derecha e izquierda o hay dificultades para la concentración y la planificación, aunque ninguno de estos problemas son exclusivos de la dislexia.
Si crees que tu hijo puede tener dificultades de este tipo es muy importante que cuanto antes te pongas en contacto con especialistas que puedan hacer un diagnóstico adecuado y ponerse manos a la obra. La intervención y el acompañamiento es necesario tanto en el ámbito familiar como en el escolar.
En las familias se recomienda el acompañamiento en la lectura para fomentar su gusto. A través de la lectura con un adulto, un lector de texto o con un compañero que sea mejor lector. Se recomienda hacerlo en un ambiente tranquilo. La primera técnica de aprendizaje es el amor y la comprensión. Este es el contexto que hay que crear para que el niño se sienta con la confianza suficiente para aprender desde su dificultad.
Una vez detectado es muy importante tener en cuenta que el reconocimiento de dificultades puede influir en su autoestima. Por ello es importante ser muy cuidadosos en este aspecto. Algunas de las recomendaciones son:
Todos aprendemos y mejoramos pero cada uno lo hace a su ritmo, es importante crear un ambiente donde se visibilice la diversidad y ningún niño se sienta un bicho raro.
Que se puede desarrollar una vida exitosa a pesar de sufrir un trastorno de dislexia lo demuestra la labor del director de cine y guionista Steven Spielberg y la actriz Whoopi Goldberg, que han participado de campañas de sensibilización sobre este problema manifestando su condición de disléxicos.
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3 de septiembre de 2024