Según numerosos estudios, los principales síntomas que pueden denotar estrés infantil pueden agruparse en tres tipos:
• Psíquicos: desmotivación, desinterés, irritabilidad, ansiedad, aburrimiento, disminución de la capacidad para concentrarse o razonar y errores de memoria, entre otros.
• Físicos: alteraciones del sueño, pérdida o aumento de peso, malestar general, dolores de cabeza y problemas digestivos.
• Conductuales: relacionados con el colegio, se observa rechazo hacia la escuela, disminución del rendimiento, incumplimiento de tareas y empeoramiento de las relaciones con los compañeros o los profesores, entre otros.
Será un conjunto de varios de estos síntomas lo que te lleve a pensar que es estrés infantil. No es necesario que confluyan todos para acudir al pediatra y que te oriente sobre la situación. Hazlo siempre que te surjan dudas.
Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid llevado a cabo por el psicólogo y pedagogo Valentín Martínez-Otero Pérez señala las causas externas que pueden estar generando estrés en determinados alumnos:
Si tu hijo tiene alguna dificultad física o psíquica, una discapacidad o si pertenece a una etnia distinta a la que predomina el centro escolar puede estar viviendo una situación hostil y de exclusión.
La tecnificación, según el autor del estudio, está introduciendo un cambio considerable en las relaciones humanas. En caso de un uso abusivo, puede aumentar el aislamiento y la enajenación del alumnado.
Apoyado en estudios anteriores, el autor manifiesta que está demostrado que el contacto con la naturaleza amortigua el estrés infantil.
Que los profesores se lleven mal, que se enfrenten o muestren rivalidad provoca tensión entre el alumnado. También se genera un ambiente de crispación si existe violencia entre los alumnos.
El que haya una sobrecarga de exigencias, críticas y demasiados deberes es, en opinión de este experto, totalmente desaconsejable.
El estilo de gestión del centro afecta sobre la estabilidad del alumnado. No es lo mismo que se caracterice por la rigidez que por la comprensión y unas relaciones más horizontales.
Si observas que se reproducen varias de causas de estrés, y que están afectando en la estabilidad emocional de tu hijo, comunicaselo al profesorado o bien a la dirección del centro. Una actuación conjunta será la clave para que, no solo tu hijo o hija, sino todo el alumnado en general mejore su bienestar.
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3 de septiembre de 2024