La educación diferenciada es aquella que defiende la conveniencia de que los niños y las niñas estudien en aulas separadas. Los objetivos educativos dejan en segundo plano los aspectos relacionales de los alumnos. Su principal meta es el éxito académico.
La reforma de la LOMCE en 2013 daba la posibilidad de solicitar el concierto a los centros donde se separaban a los alumnos de las alumnas. Anteriormente, los conciertos habían sido retirados por sentencia del Tribunal Supremo en atención a la ley educativa vigente entonces, la LOE, que establecía que los criterios de admisión de los centros no podían tener elementos de restricción al acceso, entre los que se citaba expresamente el de género.
En mayo del pasado año, una sentencia del propio Supremo respaldó el concierto de los colegios de educación diferenciada en la Comunidad de Andalucía. La Junta había interpuesto un recurso por la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de aquella comunidad que obligaba a anular una resolución autonómica. Tal resolución denegaba el derecho a subvención para un colegio privado concertado, el Altair de Sevilla, por considerar que el acceso al centro era discriminatorio. El Tribunal Supremo resolvió que la separación por géneros no es discriminatoria.
Las escuelas y los padres que abogan por este tipo de modelo educativo manifestaron su satisfacción por la sentencia. Se ven con la capacidad de decidir sobre el tipo de educación que desean mantener sin perder la subvención de los estudios. Para ellos es un hito importante que este tipo de educación no sea considerada elitista.
El principal argumento de las escuelas en las que se practica la educación diferenciada o segregada es el éxito académico basado en la atención a las diferencias de cada género. Mantienen que entre los hombres y mujeres hay diferencias fisiológicas e innatas, no solo socioculturales, que influyen en la forma de aprender. En teoría, si se atiende a estas diferencias, se mejoran notablemente los resultados académicos. Se arguye que numerosos estudios científicos avalan la conveniencia de este modelo educativo.
En el lado opuesto se encuentran las posturas coeducativas o mixtas. También aluden a multitud de investigaciones que rechazan el modelo de educación segregada. Mención especial merece un artículo publicado en la revista Science, «La seudociencia de la escolarización por sexos», en el que se concluye que los datos de mejora académica no son sólidos.
Entre otras razones, los defensores del modelo educativo más asimilado en estos tiempos aseguran que la diversidad puede generar más oportunidades de conflicto, pero también de aprender a resolverlo. Este aprendizaje resulta fundamental para la constitución de una persona que va a desenvolverse en una sociedad no segregada por género.
La educación diferenciada o segregada ha experimentado un repunte durante los últimos años. En Estados Unidos, por ejemplo, se pasó de seis colegios segregados de titularidad pública en 2003 a cerca de 500 en 2011. Sin embargo, no todos los centros diferenciados coinciden en los mismos preceptos.
Dentro de esta tendencia también hay que incluir la que mantienen teóricas anglosajonas, escandinavas, francesas e italianas, todas ellas feministas de la diferencia. Argumentan que la separación de géneros en distintas aulas fomenta la autoestima de las niñas y adolescentes, y afirma su identidad.
En España la gran mayoría de colegios están vinculados a ideologías conservadoras. No abogan por un modelo nuevo, sino por seguir manteniendo el tradicional modelo se separación por género.
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3 de septiembre de 2024