La transformación que ha sufrido la cotidianeidad con la llegada de internet hace que en las aulas urja una transformación para adaptarse a las necesidades actuales. Aparecen, llevan ya tiempo haciéndolo, nuevas formas de aprendizaje.
Una de las más utilizadas es el Aprendizaje Basado en Proyectos o en problemas (ABP). Mediante esta metodología se plantea un tema o problema amplio que recoja los contenidos que se proponen como objetivos de aprendizaje y se pide a los alumnos que lo resuelvan investigando. El papel del docente no es el de portador o emisor del conocimiento sino que actúa de facilitador, de guía y orientador.
El protagonismo se cede al aprendizaje, es decir, a los alumnos. De esta forma su produce un aprendizaje activo que está vinculado a una actitud proactiva, experiencial por lo que los conocimientos que se adquieren permanecen durante más tiempo. El papel de la tecnología es fundamental tanto para la fase de investigación (recursos en internet) como de la presentación de resultados (vídeos, blogs, videojuegos…).
El aprendizaje basado en proyectos permite una de las cuestiones más importantes para el desarrollo de habilidades y autonomía: aprender a aprender. Al plantear el problema se desencadena la necesidad de buscar información, filtrarla, organizarla, ampliar con otros recursos, ponerla en común, contemplar otros aspectos. Esta forma de adquirir conocimientos se parece más a la forma en la que el cerebro aprende que la clásica clase magistral donde el alumno solo escucha al profesor.
Otras de las habilidades que fomenta este método es el pensamiento crítico además del desarrollo de habilidades asertivas para expresar opiniones y respetar las del resto de participantes. La creatividad que provoca la innovación, toma de decisiones, trabajo en equipo. En definitiva esta metodología propone algo innovador que es “aprender haciendo”.
El método ABP se realiza en fases diferenciadas. En primer lugar se realiza una selección del tema y el planteamiento del problema o pregunta. En este punto es importante tener en cuenta que el tipo de contenidos que se trabajen deben estar ligados a la vida de los alumnos. Pero, a la vez, deben ser lo suficientemente amplios como para trabajarlos desde diferentes aspectos y estar vinculados con aprendizajes anteriores.
En una segunda fase se forman equipos, lo más equilibrados posibles, donde se asegure la participación de todos los alumnos y donde exista variedad de roles.
Definir el modo de presentación del trabajo, cómo se organiza la información y la asignación de tareas dentro del grupo es otra de las fases diferenciadas. Finalmente se presentan los resultados, y hay un proceso de evaluación o valoración por parte de todos o solo del profesor, dependiendo del grado de intervención que se quiera plantear.
La implantación de este método combinado con otras técnicas o metodologías como la flipped classroom, es cada vez más habitual en las escuelas por la cantidad de beneficios que aporta.
Un ejemplo es el caso del proyecto de primaria del CBM Los Pinos en San Pedro del Pinatar, Murcia. El título del proyecto es: “Somos una marea de gente”, y en él se han trabajado competencias en ciencias sociales y, de manera transversal, la diversidad.
Los alumnos aprendieron mediante el método basado en proyectos a reconocer comunidades autónomas y provincias. El proceso incluyó la creación de canciones y un baile, además de la participación de las familias haciendo una experiencia muy integradora del universo de cada alumno.
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3 de septiembre de 2024