El ARWU o ranking de Shangai es, desde sus inicios en 2003, uno de los primeros y más prestigiosos rankings de universidades del mundo que incluye también a universidades españolas.
Sus estadísticas se basan en el análisis de todas las universidades que cumplan los siguientes parámetros:
Todos estos datos los obtienen de las instituciones correspondientes, por lo que su trabajo es estadístico.
Por cada indicador, el cálculo se obtiene asignando a la universidad en la posición más alta 100 puntos. Para el resto de universidades su puntuación se obtiene mediante porcentaje con respecto a la primera de ellas. En total analizan más de 2.000 universidades al año y publican los resultados de las 1.000 mejores.
Este año las tres primeras universidades son, por este orden, Harvard University, Standford University y la University of Cambridge.
Las universidades españolas no se encuentran entre las primeras del ranking ARWU. Pero al menos 12 de ellas sí están entre los primeros 500 puestos. De hecho, en las cinco primeras se pueden estudiar las carreras más solicitadas.
De ellas, dos están en Cataluña. Se trata de la Universidad de Barcelona, en el margen 151-200; y la Universidad Autónoma de Barcelona, en la franja 201-300. Le siguen, en la misma horquilla que la anterior, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Granada.
Por debajo, entre las posiciones 301-400, están la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad del País Vasco y la Universidad de Valencia.
En la siguiente posición, entre 401 y 500, están la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad de Sevilla.
Quizá el dato más llamativo que explique porqué solo 12 universidades españolas están entre las 500 mejores del mundo, según el ranking de Shangai, sea justamente cómo se elabora esta estadística.
Y es que este ranking toma los datos absolutos, sin tener en cuenta el tamaño de la universidad. Esto significa que universidades pequeñas o que no tengan una gran oferta de estudios no podrán estar en las primeras posiciones.
También significa que las universidades más grandes pueden tener departamentos o facultades mediocres porque otros excelentes lo compensarán con creces. En el caso español, esta mediocridad suele estar relacionada con prácticas endogámicas. A través de ellas se impide el acceso a personas cualificadas, en favor de otras relacionadas personalmente con profesores en activo pero con peores currículums.
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