Ante la alerta sanitaria provocada por el Covid-19 muchos alumnos se preguntan cómo será la universidad en septiembre. Si bien es cierto que hay que esperar para ver cómo evoluciona la situación en España, el Ministerio de Universidades ya ha elaborado un documento que intenta dar respuesta a esta pregunta que tanto inquieta a los jóvenes que tienen que volver a clases.
En el informe, elaborado por el Ministerio de Universidades, queda claro que los centros intentarán mantener la presencialidad siempre que sea posible. Para ello deben garantizar una distancia de 1,5 metros entre los alumnos dentro de las instalaciones de la Universidad. Si no es posible, se optaría por una combinación de clases presenciales y online.
Antes de empezar las clases en septiembre, cada universidad tendrá que calcular el coeficiente de ocupación real de sus actividades, tanto docentes como investigadoras. Para hacer este cálculo, deben tener en cuenta el número de estudiantes matriculados en cada carrera o programa de investigación, y el espacio físico de la instalación donde se va a desarrollar la actividad.
Si el coeficiente de ocupación es inferior al coeficiente de ocupación real, la actividad no va a poder desarrollarse de forma presencial al completo, por lo que los estudiantes tendrán que combinar la formación presencial con las clases online.
En este caso, algunos estudiantes podrán permanecer en el aula, con la distancia interpersonal de 1,5 metros. Mientras que el resto de alumnos matriculados en la asignatura, o admitidos en el programa de investigación, deberán conectarse online para seguir la actividad desde sus casas, a través de un dispositivo electrónico. Ambos grupos de alumnos podrán así asistir a la misma clase o actividad de investigación, solo que unos in situ y otros a través de videoconferencia.
Para que no surjan diferencias, los grupos de estudiantes tendrán que ir rotando periódicamente, de manera que seguirán las clases a veces de forma presencial y en otras ocasiones de manera online. Aún no se ha establecido cómo se va a organizar esta rotación.
Numerosos alumnos universitarios han solicitado que se dividan los grupos en diferentes horarios, con el fin de que todos los estudiantes pudieran acudir a las clases presenciales. Sin embargo, esta posibilidad se ha desestimado, ya que supondría una sobrecarga de trabajo para los docentes, y un impacto económico que la Universidad no está en condiciones de asumir.
En otros países el dilema es idéntico a lo que ocurre en España. La Universidad de Cambridge, por ejemplo, anunció el pasado mes de mayo que tendrá clases exclusivamente online durante el próximo curso, al no poder garantizar el distanciamiento social. Desde el centro universitario se confía en que la situación epidemiológica permita que pequeños grupos de enseñanza puedan trabajar presencialmente de forma ocasional, si bien no puede garantizar que esto vaya ocurrir.
Cómo será la universidad en septiembre es, pues, todavía una incógnita. En principio, los centros que puedan garantizar la distancia social entre alumnos podrán mantener la presencialidad, si las circunstancias sanitarias lo permiten. En cambio, aquellas facultades que no puedan garantizar la distancia de 1,5 metros podrían combinar la modalidad presencial y la online.
Si bien todavía queda por definir cómo se va a llevar a cabo este sistema. Lo que sí queda claro es que los alumnos que acudan a los centros deberán tomar las medidas de higiene necesarias para evitar los contagios, como el uso de mascarillas y lavado de manos. La universidad, por su parte, trabajará en la desinfección a fondo de espacios comunes y aulas.
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