En el año 2007 apareció por primera vez la publicación Académicas en Cifras. En el 2015 el nombre de la publicación varió a Científicas en Cifras. Pero el objetivo de ambas era básicamente el mismo: identificar a las mujeres dedicadas a la investigación. Y dar cuenta de la situación en la que se encuentran y el contexto en el que trabajan.
Estas publicaciones ayudan a descubrir y a trasladar en cifras las brechas de género y las dinámicas generadas por las políticas de I+D+I. Este año se ha publicado el último informe correspondiente a los años 2019-2020. Te contamos a continuación sus resultados más relevantes.
En los años 2019-2020 el número de mujeres y hombres matriculados en cursos de doctorado era muy similar. Sin embargo, ellas eran mayoría en los estudios de grado y máster. Esto significa que las mujeres continúan en menor medida que los hombres con la carrera académica.
Por ramas, se aprecia también una diferencia por sexos en el último período analizado. Los hombres constituyen la mayor parte del personal investigador en ingeniería y tecnología, y en ciencias exactas y naturales. Sin embargo, en este mismo período, la proporción de mujeres ha aumentado y es superior a la de los hombres en ciencias médicas, ciencias sociales, humanidades y ciencias agrarias.
En lo tocante a su posición en universidades y OPI (Organismos Públicos de Investigación), la brecha es enorme según crece la responsabilidad y la escala. Alrededor de un 75% de los puestos del Grado A, el más alto, están ocupados por hombres. Sin embargo, en el Grado C, recién doctorados y becarios Juan de la Cierva, la proporción es paritaria.
La buena noticia es que las mujeres ya representan el 41% del personal investigador, por encima de la media europea.
Todas las causas que hacen que haya menos mujeres investigadoras que hombres son sociales.
En muchos casos se trata de condicionantes familiares o laborales los que impiden que las mujeres ocupen los puestos de responsabilidad en la misma proporción que los hombres. Porque para ser rectora o directora de un OPI se necesita un currículo excepcional. Y las mujeres tienen más impedimentos que los hombres para conseguirlo.
Otro de los motivos es que aún muchas personas consideran que las mujeres son menos válidas que los hombres en los puestos de gestión. Esto hace que sus candidaturas obtengan menos votos.
Las medidas para remediar esta situación pasan por atraer y apoyar el talento de las mujeres investigadoras. Entre otras cosas, para igualar el número de investigadoras en las STEM.
También por que todas las universidades y OPI implementen planes de género y de actuación contra el acoso sexual y por razón de género.
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