La elección de una carrera universitaria no es fácil. En esta decisión se combinan diferentes factores que muchas veces no tienen relación con lo que realmente queremos hacer. Entre ellos se encuentra la presión social por continuar estudiando en la universidad en lugar de hacer una formación profesional, tener una imagen equivocada de los estudios elegidos, haber estado orientado por la familia a ejercer determinada profesión o escoger un tipo de estudios solo en función de las perspectivas salariales o salidas laborales.
Existen varios síntomas que señalan la pérdida de motivación. Es fundamental que puedas reconocerlos para poner remedio a una realidad que no te favorece. Uno de ellos es el enorme esfuerzo que te supone acudir a clase. Lo más probable es que encuentres aburridos los contenidos y que estudiar te suponga mucho sacrificio. Otro de ellos es no ver futuro en lo que haces. O no sentirte capaz de finalizar los estudios. Incluso que tus notas sean bajas. No todos estos síntomas implican que te hayas equivocado de carrera, pero sí que debes encontrar una solución.
A pesar de haber elegido la carrera que querías puedes notar que tu apatía va en aumento. Un estudio de la Universidad de Córdoba indica que detrás de la falta de motivación se encuentran factores relacionados con la falta de madurez. Entre ellos, no ser capaces de construir una disciplina de estudio, carencias en las competencias del lenguaje y falta de implicación e interés. Todos estos elementos están relacionados con una ausencia de responsabilidades y con la decadencia de la cultura del esfuerzo.
Lo primero que debes hacer es reflexionar sobre si quieres continuar en la universidad o lo tuyo son estudios más prácticos. No es ningún drama dejar los estudios universitarios para centrarte en un itinerario de Formación Profesional. Es posible también que hayas elegido una carrera que no se ajusta a tus preferencias. En ambos casos consulta las opciones de estudios que existen, presenciales y online, y acude a profesionales de la educación. Después decide. El cambio puede ser definitivo.
No esperes que te lo den todo hecho
Has entrado en la vida adulta y esto significa ser responsable de tus actos. Podrás contar siempre con ayuda y asesoramiento, pero la decisión final es tuya. Tanto trabajar como estudiar implican esfuerzo. Y lograr tus objetivos de este modo es una gran recompensa a nivel personal que mejora tu autoestima y tu motivación. Además, gradualmente será menor el trabajo que le tengas que dedicar porque estarás más y mejor capacitado.
Aprender implica esfuerzo pero no aburrimiento. Olvida si no te gusta cómo imparte las clases determinado profesor y céntrate en las nuevas cosas que eres capaz de hacer y de pensar con lo que aprendes. Cada concepto nuevo, cada nueva relación de ideas, te permite ser capaz de hacer cosas que antes no podías. Resolver problemas y entender nuevas situaciones genera fuertes sensaciones de bienestar. Focalízate en todos los beneficios que te reporta estudiar y aprender.
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