Los grados en veterinaria son un poco más largos que la mayoría de las titulaciones. Tienen una duración de cinco años y una carga lectiva de 300 créditos ECTS. Su objetivo principal es formar a profesionales especializados en la prevención y tratamiento de las enfermedades que afectan tanto a animales salvajes como al ganado destinado a consumo humano y a los animales domésticos.
Para lograr este fin, estos estudios ofrecen a los estudiantes un conocimiento en profundidad todos los aspectos que influyen en la vida de los animales: alimentación, higiene, crianza y reproducción.
También se dedica una parte importante de la carrera al análisis de la tecnología y las medidas de higiene que deben utilizarse para la fabricación y puesta en circulación de alimentos animales o de origen animal destinados al consumo humano, así como al estudio de la normativa legal que se debe cumplir en este campo.
Los virus, bacterias y parásitos que suelen atacar a la población animal son otra de las materias centrales de esta titulación, que también da a conocer a los estudiantes los anestésicos, medicamentos y métodos de esterilización utilizados habitualmente, además de ofrecerles los conocimientos fundamentales necesarios para la práctica de la cirugía veterinaria.
Prácticas obligatorias
La directiva que regula la profesión de veterinario a nivel europeo también exige que los estudiantes realicen prácticas durante su formación, como sucede en otros estudios del ámbito sanitario.
Por ello, los grados en veterinaria incluyen periodos de formación práctica que suelen desarrollarse, por un lado, en laboratorios dentro de la propia universidad y, por otro, de forma externa en ganaderías, clínicas, granjas, mataderos, empresas agroalimentarias, etc.
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