Los estudios de grado en enfermería tienen como principal objetivo formar a profesionales especializados en el cuidado integral del paciente, asistiéndoles en sus necesidades más elementales como practicar curas, realizar análisis, administrar medicamentos, además de llevar a cabo la vigilancia de la evolución de su enfermedad.
El personal de enfermería trabaja en colaboración con los médicos para determinar el diagnóstico y el tratamiento a seguir en cada caso, en función de los problemas y circunstancias del enfermo. También vigilan la salud de pacientes sanos para evitar enfermedades.
Para lograr este objetivo ofrecen al estudiante una amplia visión de cómo funciona el organismo humano, sus necesidades y sus funciones fisiológicas, así como el comportamiento que suelen tener las personas enfermas y las que gozan de buena salud.
La formación básica también profundiza en la atención especializada que deben recibir ancianos, niños, personas con problemas de salud mental o pacientes que han sido operados o que van a serlo en breve. Así como un exhaustivo análisis de los medicamentos existentes y sus utilidades, y de la alimentación necesaria para la buena evolución del enfermo.
Los planes de estudio de la carrera suelen incluir, desde el primer curso, periodos de prácticas clínicas obligatorias. Las prácticas suelen llevarse a cabo, fundamentalmente, dentro de hospitales, clínicas y centros de salud.
Especialidades
Tras realizar los estudios de grado se puede acceder a una de las siete especialidades de enfermería recogidas en el Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, y que son: Obstétrico-Ginecológica (Matrona), Salud Mental, Geriátrica, Trabajo, Médico-Quirúrgica, Familiar y Comunitaria, Pediátrica.
Estas especialidades se cursan en unidades docentes del sistema sanitario como Enfermeros Internos Residentes (EIR), siguiendo un modelo similar al de los médicos residentes (MIR).
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