• Cuidar la presentación evitando elementos que puedan distraer la atención o que compliquen su lectura. Esto es, sencillez y claridad.
• Incluir sólo información relevante, presentada de una manera escueta y lógica.
• Revisar detalladamente la ortografía y errores tipográficos.
• Poner especial atención en la redacción, de manera que lo haga interesante.
• Incluir foto reciente y de buena calidad.
• Incluir al menos dos teléfonos de contacto. El móvil, siempre.
• Incluir siempre correo electrónico.
• Seleccionar a las personas y empresas adecuadas a las que debe ser dirigido.
• Solicitar, una vez terminado, la opinión crítica de terceros.
• Personalizar el currículum en función de cada oferta de empleo, dando prioridad a los datos académicos y profesionales que tengan más relación con el puesto de trabajo ofertado.
• Hacerlo demasiado largo. Se pierde el interés del responsable de selección.
• No organizar la información. Esto dificulta la lectura.
• Ofrecer un aspecto de mala calidad. Así no parecerá profesional.
• Utilizar palabras que dicen poco. Con eso no transmites ningún mensaje.
• Incluir escasa información relevante. El seleccionador no podrá hacerse una idea de tu perfil.
• No destacar resultados positivos o trabajos satisfactorios. Te considerarán un perfil negativo.
• Demasiada información personal. Puedes incluir algún dato que sea causa suficiente para desestimar la candidatura.
• Faltas de ortografía y errores tipográficos. Da la impresión de descuido y poco interés en el trabajo.
• Demasiado sofisticado (colores, tipografía, diseño). Distraen la atención del seleccionador.
• Dirigido a empresas o personas no adecuada. Terminarán en la papelera antes de ser leído.
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