La claridad de la información, tanto en formato como en estructura, constituye uno de los primeros mandamientos a la hora de hacer un buen currículum.
Como todo el mundo sabe, el currículum vitae es ese documento con el que los aspirantes a un empleo tratan de vencer la barrera que les separa del siguiente obstáculo de cara a su meta final, la entrevista de trabajo.
Evidentemente, a la hora de redactar tu tarjeta de presentación debes renunciar a impedir que la realidad te estropee un buen currículum. En otras palabras, sé honesto, o el entrevistador te acabará pillando en un renuncio.
Sin embargo, sí existen fórmulas para que la presentación de este documento resulte atractiva. En primer lugar, extrema el cuidado en lo que se refiere a las faltas ortográficas. Se trata de una circunstancia que ofrece siempre una pésima impresión y que puede descartar de entrada hasta el historial más brillante. Es algo que puedes evitar fácilmente revisando el texto antes de enviarlo.
Por otro lado, el currículum que mandes debe estar actualizado. No vale con que reenvíes constantemente el texto que elaboraste hace cinco años, cuando terminaste los estudios y te pusiste a buscar trabajo como un loco. Es de esperar que en ese tiempo hayas progresado algo en tu carrera profesional: que se note en tu tarjeta de presentación.
En lo que se refiere al formato y estructura de la información, trata de que ésta se presente de forma cómoda y organizada, de manera que el evaluador pueda apreciarla de un golpe de vista. Para ello, en primer lugar, evita los textos interminables que, más que un currículum, podrían pasar por el primer tomo de tu biografía.
Esto significa incluir únicamente los datos que realmente sean de interés (no hace falta que cuentes que hace diez años actuaste en una función de teatro en tu colegio). En total, lo ideal es que el currículum no exceda los dos folios de extensión. Y si por casualidad tienes que enviarlo en papel, que sea siempre original, nunca fotocopias (otro signo de lamentable dejadez).
En cuanto al orden, aunque existen diferentes formatos, lo habitual es que encabeces el documento con tus datos personales, continúes con la formación académica (comienza por el título más alto con el que cuentes, y escribe correctamente su nombre oficial y el centro donde cursaste esos estudios), añadas después otros complementos educativos (idiomas, informática, cursos, etc.) y, finalmente, pases a referir tu experiencia profesional, comenzando por el último puesto ocupado para ir luego retrocediendo cronológicamente. Pero bueno, como ya te hemos contado en otros post, esta es una de las distintas formas de organización del CV, dirigida fundamentalmente para personas con poca experiencia profesional.
En cualquier caso, no olvides especificar el nombre de la empresa, las fechas en las que estuviste en ella, las funciones que realizaste y el sector al que pertenece.
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