Cuanto más conscientes somos de estar ante una situación importante o trascendental, más difícil nos resulta calmar los nervios. Es algo natural, suele ocurrirnos a todos. Sin embargo, ese nerviosismo previo puede entorpecer nuestra respuesta en el momento clave. Puede paralizarnos o hacernos tomar decisiones erróneas. Por eso, siempre resulta interesante saber qué podemos hacer para reducir o calmar los nervios cuando estamos ante nuestra primera entrevista de trabajo.
Preparar la entrevista: clave para calmar los nervios
Aunque en una primera entrevista de trabajo habrá aspectos que escapen a nuestro control, existen otros que sí están en nuestra mano. Tener una actitud positiva desde el principio, o ser consciente y normalizar nuestro nerviosismo pueden ser buenos puntos de partida. A partir de ahí, debemos preparar la entrevista concienzudamente para calmar los nervios. Y para conseguirlo, sería conveniente no pasar por alto algunas de estas acciones:
- Repasar el CV con detenimiento: por un lado, para detectar posibles errores. Por otro, para establecer un sencillo mapa mental de nuestra historia profesional y nuestro CV. Los lugares, las fechas, la formación o las funciones que desempeñamos en cada puesto. Esto nos ayudará a hablar con seguridad en la entrevista, respondiendo con confianza a las preguntas del entrevistador.
- Recuperar los requisitos del puesto: una vez repasado nuestro CV deberíamos detenernos de nuevo en las características y requisitos del puesto. De esta forma, podremos identificar aquellos aspectos comunes o relacionados para resaltarlos en la entrevista.
- Obtener información de la empresa: este punto nos ayudará a empatizar con el entrevistador y dará una imagen profesional de nuestra candidatura. También encontraremos datos e información susceptible de utilizar durante la entrevista.
Empezar a calmar los nervios cuidando tu cuerpo
El cuerpo puede ser un enemigo más en la entrevista de trabajo. Como sabemos, todos emitimos señales físicas a un determinado estado emocional. La sudoración o una excesiva gesticulación o movilidad corporal suelen significar que estamos nerviosos. La persona que nos entrevista lo detectará y podría ponernos a prueba.
Si cuidamos nuestro estado físico podemos reducir drásticamente algunas de estas señales. De forma más concreta, antes de la entrevista podríamos optar por algunas sencillas acciones:
- Descansar el tiempo suficiente: es esencial tratar de dormir bien durante la noche anterior. Cuando estamos descansados el cuerpo funciona mejor y responde a los estímulos con mayor rapidez. Un cuerpo descansado no está tensionado. Esto nos ayudará a mantener la mente despierta y atenta en la entrevista.
- Hacer ejercicio: salir a correr o acudir al gimnasio contribuye a eliminar toxinas y a relajar la musculatura. Además, reduce los síntomas de tensión o nerviosismo. Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo segrega sustancias que nos provocan en un estado de serenidad ideal para acudir a una entrevista.
- Alimentarse de forma ligera y sana: evitar las comidas pesadas y las bebidas alcohólicas o azucaradas ayudará a acudir a la entrevista con la energía suficiente y sin exceso de sustancias que aumenten nuestro nerviosismo. Por ejemplo, un desayuno con rico en fruta y frutos secos nos dará la fuerza suficiente para abordar la entrevista con energía y positivismo.
Además, y siempre que sea posible, podríamos ir caminando a la entrevista. Un paseo puede ayudarnos a relajar nuestra mente y a mantener el estado del cuerpo activo antes de la misma.