Por pura matemática, y si se considera que por cada puesto de trabajo que se ofrece suelen optar docenas o centenas de aspirantes perfectamente cualificados, las probabilidades de que nuestra propia candidatura sea finalmente desestimada no son, ni mucho menos, pequeñas. Debes estar, por tanto, preparado para soportar una negativa de la forma más elegante posible. Es normal que expreses tu frustración, pero evita mostrarte enojado o insistente hasta el aburrimiento.
Normalmente, ante este tipo de situaciones la reacción de los candidatos suele ser buena. Y es que una buena reacción no sólo demuestra elegancia, sino que deja las puertas de esa organización abiertas de cara a una nueva posibilidad de empleo que pudiera presentarse en el futuro.
Si no has sido seleccionado por una falta de ajuste del perfil profesional al puesto concreto, pero demuestras en la entrevista tener talento y ser competente, seguro que tendrán en cuenta tu currículum para otros procesos de selección.
Una buena manera de culminar un proceso de selección en el que has sido rechazado, es enviar al entrevistador una carta de agradecimiento por el interés demostrado, en la que puedes aprovechar para preguntar al responsable de selección tus fallos en la entrevista o los motivos por los que has sido rechazado, utilizando un tono positivo y cortés.
De esta manera, no sólo podrás mejorar tus puntos débiles en futuras entrevistas, sino que mantendrás las puertas abiertas con las empresas para futuros procesos de selección.
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