Los conocimientos y habilidades que desarrolla un profesional gracias a su experiencia forman parte de su know-how. Son la particular mochila que configura su perfil.
Podría decirse que las hard skills, las competencias técnicas, son los conocimientos que tiene ese profesional sobre la materia en la que trabaja. Mientras que las soft skills, las habilidades blandas, sería la manera que tiene de comunicar esos conocimientos. Con qué recursos de su carácter o manera de hacer las cosas cuenta para desempeñar sus tareas.
Las soft skills tienen una importancia creciente en el mundo laboral. Además de los conocimientos especializados en el área de cada cual las habilidades blandas se rastrean y valoran frecuentemente en los currículum, dentro de los procesos de selección de personal.
Se buscan las cualidades de la personalidad del candidato que son innatas (o fruto de la propia educación). Pero también aquellas que se han desarrollado durante el transcurso de la vida laboral. Y son transversales, es decir, pueden aplicarse a cualquier campo profesional.
Entre las habilidades blandas que más se están demandando en estos momentos se encuentran:
La curiosidad y la resiliencia también son habilidades blandas en alza. Se pone en valor la curiosidad porque despierta la capacidad de observar e ir más allá,es la actitud que moviliza para estar al día de las novedades en tu actividad. Y la resiliencia como la cualidad que posibilita salir reforzados de una situación crítica. Imprescindible en estos tiempos.
La buena noticia es que estas habilidades también puedes adquirirlas mediante la formación. Quizás seas muy bueno comunicando, una de las soft skills más valoradas, pero eres un desastre con la organización y priorización de tareas. Mediante cursos especializados como los de Comunicación efectiva y trabajo en equipo puedes despertar estas cualidades.
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20 de diciembre de 2022