De qué hablamos cuando hablamos de design thinking
El design thinking es un anglicismo que literalmente significa «pensamiento de diseño». Refiere a una estrategia de actuación en los negocios y la educación basada en los procedimientos usados por los diseñadores.
Se trata de una más de las tácticas puestas en marcha por las empresas para destacarse de sus competidores y generar más beneficios. Como en el diseño, la clave es orientar la solución a las necesidades del cliente de manera innovadora. De un modo que implique al consumidor. Así se consigue que el producto final se adapte al usuario de manera más eficaz. Y se fomenta la fidelización a través de la experiencia positiva del consumidor.
Se parece al pensamiento lateral en que está orientado a la originalidad, es decir, la creación y la puesta en marcha de soluciones no vistas con anterioridad.
Qué lo hace tan valorado
En primer lugar, su relativa novedad. No solo a través del uso de un término inglés como si se tratara de un concepto completamente nuevo. Sino de la aplicación en todos los sectores productivos de una metodología propia de un único ámbito.
Pero sobre todo, el design thinking es muy valorado por empresas e instituciones porque pone en marcha habilidades muy apreciadas en el mercado laboral y la investigación.
- En primer lugar la capacidad de encontrar soluciones novedosas. De pensar diferente. Lo que lleva a que el producto final y toda su implementación destaque sobre los competidores. Se asegura así una buena base para el marketing de ese artículo o servicio y de la misma empresa.
- Para encontrar esa solución novedosa adaptada a las necesidades del usuario es necesaria la empatía, una habilidad blanda. De este modo el creador se pone en la piel del usuario y crea un producto que satisfaga todas sus necesidades.
- La habilidad de observación es también clave. Y permite ir más allá de los datos estadísticos. En el campo de la enseñanza esta habilidad es básica para la investigación. La observación permite definir con claridad el problema a solucionar.
- Finalmente, la aplicación de las ideas en la creación de prototipos. Tanto en esta fase como en las anteriores, la habilidad de trabajo en grupo es fundamental.
Qué hacer para tener y mejorar esta habilidad
La metodología del design thinking puede ser aplicada tanto en el ámbito profesional como en el educativo. En cualquiera de ellos puedes poner en práctica una serie de estrategias que te ayudarán a fortalecer esta habilidad.
Enfócate en la observación crítica del problema. Individualiza sus aspectos más conflictivos. Puedes ayudarte de diagramas sobre papel o poner por escrito tus hallazgos.
Haz una «lluvia de ideas» o brainstrom con todas las soluciones que se te ocurran. Sitúate en varios escenarios para fomentar la empatía. Y prueba a ponerlas en práctica con modelos.
Puedes también obtener y desarrollar esta habilidad con formación específica y aplicarla a tu ámbito de estudio y trabajo. Existen varios cursos, presenciales y online, si estás orientado al diseño gráfico y al marketing.
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