El cambio climático, la desertización, la contaminación de suelos, ríos y acuíferos, la sobreexplotación de los recursos o la disminución de la calidad del aire son algunos de los problemas que afectan a todo el planeta de forma global. Aunque en algunos casos estos daños son irreversibles, en muchos otros se pueden tratar e incluso también prevenir, y ahí es donde entra el trabajo que realizan los ambientólogos.
La formación que reciben estos profesionales en nuestro país es multidisciplinar y suele abarcar distintos aspectos (científicos, técnicos, sociales, económicos y jurídicos) que influyen en la problemática ambiental.
Junto a estos conocimientos también analizan temas concretos como el tratamiento de aguas y de residuos urbanos y peligrosos, la contaminación atmosférica y acústica, las energías renovables, la protección de parques y espacios naturales, la consultoría y auditoría medioambiental, la educación ambiental, la agricultura ecológica o la prevención de incendios.
La amplitud de este sector hace que las empresas busquen personas que, además de tener una visión general de la problemática ambiental, proporcionada fundamentalmente por los Grados Universitarios, cuenten con formación especializada en determinadas áreas, proporcionada fundamentalmente por cursos cortos, de expertos, máster, diplomas de postgrado o diferentes talleres y seminarios.
De hecho, cerca del 60% de los egresados realizan cursos especializados o máster tras finalizar la carrera, con el objetivo de prepararse mejor para el acceso al mercado laboral.
Los grados en ciencias ambientales tienen por objetivo formar a profesionales que sepan afrontar los problemas relacionados con la naturaleza desde todos los puntos de vista posibles. Es decir, que puedan tener una perspectiva general y completa de cualquier catástrofe medioambiental, para que sepan cuál es el camino a seguir para resolverlo y qué especialistas serán necesarios para llevar a cabo este trabajo.
Para lograr este fin, los estudios forman a los estudiantes en diferentes aspectos del medio ambiente (científicos, sociales, legales y económicos), de modo que en el futuro puedan desarrollar su trabajo tanto en la industria, (en áreas de investigación y desarrollo, marketing y control de calidad), como en la administración, consultorías y centros de enseñanza.
La carrera combina asignaturas que hacen referencia a aspectos del medio natural, como biología, ecología, salud pública, gestión de aguas y residuos, control de ruidos o protección de espacios naturales con otras materias de carácter más técnico, como análisis de la contaminación atmosférica, sistemas de información geográfica o ingeniería ambiental.
Media-alta. Estos estudios exigen tener la capacidad adecuada de análisis y síntesis, propia del área científica, al mismo tiempo que la capacidad resolutiva y decisiva de las profesiones sociales.
Algunas de las materias que requieren un mayor esfuerzo son: Tecnología ambiental, Matemáticas aplicadas al Medio Ambiente, Física y Química del Medio Ambiente, Tecnología Ambiental, Sistemas de Información Geográfica.
De forma general, cada grado contiene un mínimo de 60 créditos ECTS de formación básica. De ellos, 36 créditos ECTS corresponden específicamente a materias de su rama de conocimiento y el resto a áreas afines.
Con esas materias cada universidad diseña las asignaturas que formarán parte de sus planes de estudio para los Grados que imparten. Las asignaturas de formación básica deben tener un mínimo de 6 créditos y se concentran en los dos primeros cursos del Grado.
Éstas son algunas de las materias que suelen formar parte de la formación básica que ofrecen los grados relacionados con ciencias ambientales:
Bases científicas del medio natural: Medio físico, sistemas hidrológicos, suelos, sistemas atmosféricos y climáticos, componentes microbianos, flora y vegetación, fauna, sistemas ecológicos.
Tecnología ambiental: Fundamentos de ingeniería ambiental, evaluación y control de la contaminación, técnicas para la mejora de la calidad del aire, agua y suelos, gestión de residuos, rehabilitación y restauración ambiental.
Bases científicas generales: Bases matemáticas, físicas, químicas, geológicas y biológicas fundamentales aplicadas al medio ambiente.
Gestión y calidad ambiental en la empresa y administraciones: Evaluación de impacto ambiental, sistemas de gestión ambiental, auditorías ambientales, gestión energética, ecoeficiencia, riesgo ambiental, prevención y salud pública.
Conservación, planificación y gestión del medio natural, rural y urbano: Ordenación del territorio, gestión de espacios naturales, recursos naturales, riesgos naturales, paisajismo, conservación de la naturaleza.
Ciencias sociales, económicas y jurídicas: Sociedad, economía y medio ambiente, políticas ambientales, derecho ambiental, administración pública.
Conocimientos y técnicas ambientales transversales: Elaboración y gestión de proyectos ambientales, cambio global, desarrollo sostenible, comunicación y educación ambiental, intervención social y participación pública.
Materias instrumentales: Sistemas de información geográfica, teledetección, cartografía temática, técnicas instrumentales de análisis ambiental, estadística aplicada al medio ambiente.
Además de los Grados, existen algunos estudios de formación superior que completan la oferta formativa en el ámbito de las ciencias ambientales.
Hay de diversos tipos, pero podemos dividirlos en dos grandes líneas de formación: los programas que se centran en la gestión medioambiental y los que ponen el énfasis en la parte más técnica del medio ambiente.
Los primeros tienen como objetivo la formación de especialistas que puedan reconocer los problemas que están causando las personas a los sistemas naturales, para buscar soluciones que se adecúen a los recursos disponibles. Para ello, estudian el impacto ambiental que puede producir cualquier proyecto, potenciando las técnicas de reciclaje y ahorro de energía y la utilización de materiales que no dañen al medio ambiente.
Por otra parte, los estudios que se centran más en la parte de producción ofrecen formación sobre el impacto que pueden producir los proyectos de construcción: edificaciones, redes de agua, puentes, líneas ferroviarias, minas, tendidos eléctricos…, tanto en el medio urbano como en el rural.
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26 de septiembre de 2024