La entrevista toca a su fin. Has estado un poco rígido, más nervioso al principio, pero con los minutos has ido ganando aplomo. El caso es que ahora estás mucho más relajado. Sin embargo, antes de recurrir al oportuno apretón de manos como gesto de despedida, la conversación debe concluir adecuadamente, atando cualquier cabo que hubiera podido quedar suelto y extrayendo conclusiones en la medida de lo posible.
En el cierre del encuentro, el entrevistador suele indicar cuáles son las fases que vienen a continuación. En caso de ser el candidato finalista, informará sobre cuál es la cita para la siguiente entrevista y, en caso contrario, enviará una carta o un mail para comunicar que no has sido seleccionado.
Por lo general, antes de despedirse del candidato el entrevistador suele abrir un turno de preguntas para que el aspirante aclare sus dudas o formule cualquier pregunta sobre la compañía, el puesto que se ofrece u otros datos de interés.
Lo más habitual es despedirse con un apretón de manos, -nada de besos en la mejilla ni palmaditas en la espalda, por muy bien que nos haya caído nuestro interlocutor-, y agradecer que hayan tenido en cuenta nuestra candidatura.
En el caso de que no nos ofrezca información sobre el siguiente paso a dar, podemos tomar la iniciativa y preguntárselo. Así demostraremos nuestro interés por el proceso. Esto es algo que gusta mucho a los entrevistadores, la gente que pregunta, que parece motivada, que se ha informado sobre la empresa. Esta persona tiene una gran ventaja sobre el resto.
Puedes preguntarle por la fase en que se encuentra el proceso de selección o si tiene muchos más candidatos que ver. En este sentido, no debes olvidar nunca que el entrevistador también tiene que saber vender lo que ofrece su empresa. Ambas partes tienen algo que intercambiar.
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20 de diciembre de 2022